En un tiempo remoto y en un lugar en tierras lejanas, ocurrió algo
sorprendente.
Como todos los días, Iris la joven
arquera, practicaba tiro al blanco en un bosque no muy lejano al lugar donde ella vivía.
Con arco en mano y su collar de cristal, siempre imprescindible,
colgando de su frágil y delicado
cuello, apuntó a un árbol cercano y soltó la flecha. Al rozar esta misma las
ramas resecas que parecían larguísimos brazos esqueléticos de ese horroroso
árbol al que Iris apuntaba, todo el cielo se oscureció. La joven sintió un
escalofrío que pronto la envolvería completamente.
En plena oscuridad, casi con la vista nula, sólo pudo distinguir una
pequeña porción de cielo a la cual no llegaban las tinieblas. Gracias a ella,
la joven pudo advertir una ágil sombra que se acercaba rápidamente hacia ella.
Con mucho miedo y angustia, comenzó a disparar flechas hacia el lugar donde
creía ver la misteriosa sombra.
Iris, apresuradamente, colocó su última flecha en su arco, pero ésta se
enredó con su delicado collar y sin darse cuenta, la joven la lanzó. Al ver que
la preciada joya se desarmaba mientras su flecha se la llevaba volando en lo
alto del cielo, Iris comenzó a correr a la misma, la que parecía elevarse cada
vez más.
Como su flecha traspasaba el firmamento, su collar se activó con la luz
del cielo y se convirtió en un gran lazo de colores.
A causa de tanto resplandor, la hermosa niña quedó impactada, muda, asombrada, y al mismo
tiempo, la flecha creadora de ese gran lazo de colores, atravesó su cuerpo e
Iris quedó inmóvil por tanto dolor.
Varios días más tarde, sus familiares la encontraron muerta en medio del
bosque y al ver ese majestuoso lazo por encima de ella, lo llamaron Arcoiris, en honor a esta bella y valiente joven.
Escritoras:
AGUSTINA
GUERETA
MARÍA SOL
ARTOLA
MATÍAS
ALMIRÓN
JOHANA RECHE
LUCAS PURGUE
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